Parta el chocolate en pedazos chicos. En una olla caliente a fuego bajo la leche con los pedazos de chocolate y revuelva hasta que éste se haya deshecho completamente.
Cuando la mezcla suelte el hervor y empiece a subir, aparte un momento la olla del fuego y vuelva a ponerla hasta que el chocolate suba de nuevo; repita esta operación una vez más; con estos tres hervores logrará que el chocolate haga más espuma al batirlo.
Mida entonces una taza de chocolate, vacíelo en un panecillo y bátalo con el molinillo hasta que se haga espuma; páselo a la taza nuevamente y repita esta operación con las otras cinco tazas; enseguida sírvalas.