Lavar el pato, quitar el pescuezo y extraer del interior del cuerpo los trozos grandes de grasa.
Sujetar el ave sobre el fregadero y, con sumo cuidado y muy lentamente, girar mientras lava la piel con agua hirviendo.
Colocar el pato en una rejilla sobre una bandeja de horno. Mezclar la miel con el agua caliente y glasear dos veces el pato.
Dejar escurrir durante cuatro horas en un sitio fresco y aireado. Meter las cebolletas en agua helada para que se abran en forma de pincel.
Precalentar el horno a 210 grados centígrados. Asar el pato en la rejilla sobre la bandeja del horno durante 30 minutos. Voltear con cuidado para no desgarrar la piel y asar durante otros 30 minutos.
Sacar y dejar en reposo dos minutos, trasladar a un plato caliente.