Lavamos el arroz bajo el grifo tantas veces como requiera hasta que el agua salga limpia. Lo cocemos al vapor, lo aderezamos con vinagre de arroz, sal y azúcar, lo aventamos para que cobre aspecto brillante y lo reservamos.
Cortamos la carne en tiras finas de unos tres centímetros de longitud y la ponemos en un recipiente. La rociamos con la salsa teriyaki y la dejamos adobándose tapada alrededor de media hora. Entretanto asamos las láminas de alga nori en el fogón en torno a cinco minutos, hasta que adopten un tono verdoso y empiecen a emanar el aroma.
En una sartén sin aceite, socarramos las semillas de sésamo durante cinco minutos sin cesar de remover para evitar que se chamusquen. Cuando empiecen a dorarse, las retiramos y dejamos que se enfríen.
Si empleamos wasabi en polvo, lo mezclamos con una cucharada de agua, lo removemos hasta obtener una pasta homogénea y lo reservamos cinco minutos tapado. Cortamos las láminas de alga nori por la mitad con unas tijeras. Calentamos el aceite en una sartén y freímos las tiras de buey a fuego fuerte durante un par de minutos, removiéndolas constantemente. Las sacamos de la sartén y las dejamos escurrir en un plato con una hoja de papel de cocina absorbente. Mientras, podemos limpiar los cebollinos y los troceamos en rodajas finas.
Con las medias láminas de algas preparamos dieciséis cucuruchos, que untamos de salsa wasabi por dentro; los rellenamos de arroz y agregamos un puñado de tiras de carne y unas rodajas de cebollino. Espolvoreamos por encima las semillas de sésamo y los repartimos en una fuente para servirlos acompañados de salsa de soja y jengibre encurtido.