Se separan las yemas de las claras.
En un perol pequeño, se pone a hervir la mitad del azúcar con la mitad del agua hasta llegar al punto de hebra fuerte.
Se incorporan las yemas con fuego suave y se remueve sin parar con una espátula de madera, hasta conseguir que cuaje y la pasta se desprenda del perol.
Se extiende la masa sobre mármol para que se enfríe.
Se hace un rollo con la masa y se divide en 24 porciones, para ir formando las yemas con las manos untadas de azúcar glas.
Aparte se hace un nuevo jarabe, a punto de hebra floja, con el resto del azúcar y del agua y se bañan en él las yemas.
Se sacan con un tenedor y se dejan secar de nuevo sobre el mármol, espolvoreado de azúcar glas.
Se presentan en moldes de papel.