Limpiar las ancas y pasarlas primero por agua hirviendo y luego por agua fría.
Secarlas muy bien, y ponerlas a remojar un rato en las claras de huevo.
Quitarlas, pasar levemente por harina y freírlas con mantequilla.
Dorar muy bien. Servir caliente y rociadas con jugo de limón.