Se limpian bien los higos, se retira la piel con cuidado y se cuecen en agua en la que previamente se ha disuelto la miel. Se mantienen a fuego muy lento hasta que los higos estén completamente blandos y el líquido se haya reducido, formando una especie de jarabe.
Así preparados se conservan en frascos de cristal previamente esterilizados en agua hirviendo, al baño María durante 20 minutos.