Se remojan los fríjoles desde la víspera y su cocinan en el caldo, con la papa cortada en cubos.
Mientras tanto, se sofríen en el aceite el ajo y el perejil y se añade el puré de tomate. Se sazona con sal y pimienta.
Cuando los fríjoles y la papa estén cocidos, se licúan y se les añade el sofrito con el tomate.