Tienen un sabor dulce y anisado, por lo que masticar algunas semillas después de las comidas ayuda a la digestión y suaviza el aliento. Se usan en la fabricación de un estupendo salami llamado finocchiona, y -también en Italia- se encuentran en el mandorlotto, una especie de nougat. Pruebe usarlas para dar sabor a la leche que se usa para cocer pescados para sopas o pasteles, o bien espárzalas sobre un puré de patatas.
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