Batir muy bien las yemas de huevo y la clara hasta que se haga una mezcla compacta. Incorporar el azúcar y la piel del limón sin dejar de remover. A continuación añadir la almendra y amasar bien durante casi media hora. Taparlo con papel transparente para que no entre el aire y dejarlo reposar toda la noche en la nevera.
Al día siguiente untar la bandeja del horno con mantequilla y espolvorearla con harina. Con la masa iremos formando bolitas que colocaremos en la bandeja dejando una separación para que no se nos peguen.
En el horno, que debe estar entre 180 y 200, dejar cocer durante ocho o diez minutos con cuidado de que no se quemen, una vez cocidos los espolvorearemos con azúcar glasé.